Después de mucho tiempo y largas conversaciones con un amigo, del cual mantendremos su nombre en reserva, pero le llamaremos Ramiro, puedo mostrarles a los lectores de este humilde blog esta historia que me gusta mucho y que hasta ahora no tiene fin.
Todo empezó hace un par de años más o menos según me cuenta, cuando vio por primera ver a esta chica en la fiesta de olimpiadas de la universidad. En un momento no le llamo nada la atención, simplemente le pareció simpática.
Pasaron los días y Ramiro continuaba haciendo de su vida de lo más normal. El no sabia quien era esta chica, de donde era, como se llamaba, ni que hacia. Así como vino paso. Hasta que un día, sentado en una banca conversando con sus amigos, la ve pasando junto a dos chicos. Ramiro no se acuerda si cruzaron miradas o simplemente ella buscaba a alguien. En lo que si reparó que ese día con esa mirada las cosas no serian las mismas.
¿Como se dio cuenta dirán? Fue de manera inconciente, como él dice, que comenzó a pensar en ella y a tratar de buscarla cada vez que iba por los pasillos de la universidad. En un momento no fue tarea fácil, ya que como me cuenta Ramiro, estaba yendo contra sus reglas. El no estaba pensando en enamorarse pero ya lo estaba haciendo. Pero así con esas cosas, cuando pasan pasan y eso le estaba pasando. A Ramiro le estaba pasando, se estaba enamorando. A razón de esto, vendría el apelativo de esta chica: La niña de mis ojos (así le llama Ramiro)
Ahora la tarea era buscar la manera de llegar a ella. – Algún amigo mió la debía conocer, me dijo. Y fue así que empezó, cual Sherlock Homes, con las investigaciones.
Todo le paso como lo había pensado. Un amigo la conocía, y fue así como la fue conociendo. Lo extraño en todo esto es que cada vez que iba sabiendo algo de ella, la empezaba a querer, cada vez un poco más. Raro no? Y más raro aun era que ni siquiera había hablado con La Niña directamente.
Llego el día en que por fin se conocieron. Este amigo los presento, bailaron un buen rato y no hicieron CLIC exactamente. Pero fue un gran paso cuenta Ramiro. Ahí hubo intercambio telefónico y las llamadas se dieron, así como los mensajes. Claro que era él quien tomaba la iniciativa.
No todo seria color de rosa para Ramiro. Al parecer su insistencia le jugaría en contra. No hizo caso a las recomendaciones de sus amigos. La Niña, que en un comienzo respondía los mensajes, ya no lo hacia, hasta dejo de contestar las llamadas. Ella no quería nada con el muchacho.
«Mis amigos me decían que me olvide de ella, que yo no era de su tipo, que sólo me veía como amigo y muchas cosas más. Me costo mucho darme cuenta de eso pero más me costo dar un paso al costado.»
Me sentí mal cuando me dijo eso.
«Después de interminables conversaciones con mi almohada, decidí acabar con esto que no tenia un rumbo definido» me dice. «Voy a dejar esto atrás y que el tiempo haga su trabajo».
Al ver su determinación me gusto su actitud, ya que muchas veces me toco ver como la veía y la verdad que no podría describir tal imagen, así como seria difícil contarles las reacciones y el sentimiento con que me contaba su historia.
Ya tomada la decisión, nunca se puso a pensar como reaccionaria al verla otra vez, ver a La niña de sus ojos. «Nunca pensé que fuera tan difícil» me cuenta Ramiro mientras baja la cabeza. Cada vez que la ve, siente como si ella entrara en él y lo llenara por completo y no existiera nada más en el mundo que ellos dos (aún está enamorado el muchacho). El único problema es que las reacciones son iguales. Cada vez que se cruzan se saludan con normalidad, a veces con un beso en la mejilla. La llama y hablan, casi siempre de lo mismo. Pero de eso no hay más.
A todo esto a Ramiro le pregunte: ¿Las miradas matan? No, me dice, pero llegan a darte una esperanza, una señal de saber que estas vivo.
PD: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. OJO QUE NO ES COPIA OK !!!